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Bette
Davis |
Una
actriz legendaria |
Bette
enviuda inesperadamente
“Vieja
amistad” era un
proyecto
personal que Hal Wallis arrastraba desde 1940. El directivo de la Warner
se había enamorado de aquella comedia amarga de John van Drutten, que narraba
la relación a lo largo de los años de dos mujeres, amigas en el fondo, pero
de signos muy distintos. Una de carácter dulce y la otra una auténtica «golfa».
Ultimar
el guión de «Vieja amistad» y disponer de las dos actrices, necesarias se
reveló como un trabajo de titanes. La historia era endeble y hubo que trabar
mucho para darle cuerpo. Rosalind Russell estaba interesada en el papel de
la amiga «buena», pero finalmente tuvo que rehusar a causa de otros
compromisos. Ni los 150.000 dólares que le ofreció Jack Wamer fueron
suficientes. El papel fue ofrecido a Irene Dunne, pero la actriz acabó rechazándolo.
De esta forma, como otras tantas veces, la película llegó, a la mesita de
noche de Bette Davis, quien se mostró muy interesada en el proyecto, haciendo
cualquiera de los dos papeles.
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Con
Miriam Hopkins en "Vieja amistad" |
Pero
el papel de “mala” tenía una
candidata inmejorable. Cuando a Jack Waner le propusieron a Miriam Hopkins, el
productor exclamó: «¡Sí, ésa es una auténtica zorra!»
Medio
Hollywood estaba peleado con Miriam,
pero había que reconocer que era perfecta para el papel. Warner llegó apagarle
más que a la propia Bette, aunque cuando llegó a Hollywood nadie fuera a
recibirla y debiera pasar largos días sola en la suite de su hotel.
El
británico Edmund Goulding había mostrado muchísimo interés en el filme.
Trabajó incansablemente en el guión, pero esto le agotó tanto que acabó
teniendo un ataque al corazón. Lejos de esperarle (así de cruel es el
mundo del cine), la Warner contrató a Vincent Sherman.
Bette
afrontó «Vieja amistad» con recelo. Odiaba a Miriam y desconocía a Sherman.
Sin embargo, cuando visionó unas tomas del filme efectuadas con su rival le
gustaron tanto que se puso a las órdenes del director sin mayor problema.
Previsiblemente,
el rodaje fue una batalla entre dos viejas enemigas. Desde el primer día, Miriam
se dedicó a boicotear la actuación de Bette. Se mostraba dispersa en las
escenas importantes y nunca prestaba a su partenaire el apoyo que
necesitaba. El rodaje se convirtió en una constante pugna entre ambas, que
llegó a su momento cumbre el día en que se tenía que rodar una escena en
la que Bette zarandeaba a Miriam y la obligaba a sentarse. Sabiendo el clima
que se respiraba, el día en que estaba previsto
que se rodara esa escena el plató se llenó de personal de las oficinas y de
los equipos de rodaje de otras películas. Sin embargo, la actuación de
Miriam Hopkins aguó la fiesta a los curiosos, pues cuando Bette la cogió
por los hombros, ella se dejó caer como una muñeca de trapo y por mucho que se
repitió la toma no hubo forma de que hiciera lo que se pedía de ella. Días
después, Miriam pisó una pastilla de jabón saliendo de la ducha y se partió
una oreja al caer. Histérica, acusó a Bette de haber colocado allí la
pastilla asesina.
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Con
Ruthie, su madre |
Aunque
el rodaje se retrasara varias semanas y la lucha entre ambas fuese constante, el
resultado final de la película fue más que destacable. «Vieja amistad» fue
un gran éxito en la taquilla. Todo Hollywood fue a verla. Sabían tantas
cosas del rodaje que el filme fue motivo de conversación durante mucho
tiempo.
Después
de la película, Bette se fue a Butternut a descansar junto a Farney. Éste había
empezado a tener frecuentes problemas de salud. En pocas semanas se había
caído de un caballo y por unas escaleras, tenía mareos y en la piscina nadaba
en zigzag. Además, trabajaba demasiado.
La
trágica muerte de Farney
Bette
estaba a punto de empezar «Mr. Skeffington» cuando tuvo lugar la inesperada
tragedia. El 23 de agosto de
1943, Farney paseaba por Hollywood Boulevard en dirección a la oficina de
Bette, Dudley Furse, cuando sufrió un repentino ataque. Los clientes de un
estanco le oyeron lanzar un alarido y caer hacia atrás como un muñeco roto. En
su caída, se golpeó la cabeza contra el bordillo y de su nariz y oídos
empezaron a brotar unos hilillos de sangre. Sus convulsiones eran tan
violentas que la gente se agolpó a su alrededor.
Famey
fue rápidamente trasladado al Hollywood Receiving Hospital mientras Bette era
avisada precipitadamente. Cuando llegó al lado de su esposo, éste casi ni la
reconoció. Farney permaneció varios días debatiéndose entre la vida y la
muerte. Finalmente acabó rindiéndose y murió mientras dormía.
La
muerte del esposo de Bette Davis estuvo rodeada de confusión. En el momento
del accidente, Farney llevaba un maletín que desapareció entre el barullo
creado. Los forenses que examinaron la herida en el cráneo encontraron restos
de sangre coagulada. que indicaban que la herida era anterior al momento de
la caída y que se había producido al ser golpeado con algún objeto
contundente. Como Farney estaba relacionado con importantes investigaciones
aeronáuticas, se especuló con que su muerte hubiera sido un asesinato. Sin
embargo, el asunto no quedó claro hasta unos meses después.
Lo
ocurrido con Farney fue lo siguiente. El marido de Bette Davis había iniciado
una relación con la esposa casada de un compañero de trabajo. Este, un hombre
fuerte y violento, les había sorprendido en la cama en un motel y había
golpeado a Farney en la cabeza con una lámpara. El marido de Bette no se había
recuperado nunca del golpe y la herida fue agravándose hasta que acabó con
él. Además, Farney se había convertido en un alcohólico. El maletín que
desapareció le fue devuelto a Bette unas semanas más tarde por el niño que
lo había robado. Dentro, la actriz encontró multitud de botellas de licor. Por
alguna clase de justicia poética, el hombre que mató a Farney al golpearlo
murió pocos días después en un accidente de aviación.
El
entierro de su marido fue una experiencia terrible para Bette. La madre de
Farney la obligó a asistir a un velatorio a la antigua usanza en Butternut, en
el que la actriz debió permanecer toda la noche al lado del ataúd rodeado de
cirios. Una tía del muerto se puso histérica e intentó sacar el cuerpo de
la caja.
Todos
estos sucesos afectaron muchísimo el rodaje de «Mr. Skeffington». Además, en
la película Bette debía aparecer con una máscara que envejecía su rostro.
La máscara se le pegaba a la cara y no la dejaba transpirar. Bette por poco
se vuelve loca con ella. Empezó a meterse en la dirección de la película, ganándose
las antipatías de todos. En medio de este clima enrarecido, Bette fue objeto
de un extraño atentado. Alguien cambió unas gotas oculares de la actriz por
acetona y cuando ésta se las aplicó, cayó hacia atrás profiriendo un
alarido. Sólo la rapidez con la que actuó su maquillador habitual, Perc
Westmore, la salvó de perder el ojo. Todavía hoy no se sabe quién ni por qué
lo hizo, pero cuando Bette regresó al rodaje estuvo todavía más histérica
e insoportable. «Mr. Skeffington» se retrasó más de dos meses de lo
previsto y fue objeto de duras críticas. El comportamiento de Bette hizo
enfurecer a Jack Wamer hasta tal punto que tardó mucho en perdonar a su
estrella:
Bette llegó a pedir que se le rescindiera el contrato con la Wamer, pero el
estudio rechazó de plano esta opción. Warner podía estar enfadado, pero no
era estúpido.
Aparece
William Grant Sherry
Tras
la muerte de Farney, Bette se sentía terriblemente sola. Todo en Butternut y
Riverbottom le recordaba al difunto. Además, Ruthie seguía gastando
el dinero de su hija en proporciones casi indecentes y Bobby había recaída
en sus problemas mentales. Se volvió violenta y hubo que volver a internarla.
Las facturas eran terribles, pero Bette estaba empeñada en que su hermana
tuviera lo mejor.
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Con
William Grant Sherry, su futuro tercer marido |
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Para
colmo de males, en esta época la Warner contrató a Joan Crawford, en parte
para pararle los pies a Bette. Crawford era una gran estrella, aunque nadie en
Hollywood simpatizaba con
ella. Joan era una lesbiana reprimida que hacía tiempo sentía
una
gran atracción por Bette. Desde que llegó al estudio, empezó a mandarle a
Bette flores y perfumes en el más puro estilo del hombre que corteja a una
mujer. Crawford le pidió muchas.
veces
que fueran a cenar juntas, pero a
Bette tampoco le caía bien y la
rechazó de plana.
A
punto de cumplir los 40 años, Bette se sentía sola y deseaba tener un hijo.
Seguramente por todo esto se equivocó al enamorarse de William Grant Sherry.
Éste era un pintor de 29 años, alto, moreno y guapo, de fuerte carácter, a
quien Bette conoció en sus frecuentes visitas a Laguna Beach.
Sherry
era todo fuego y aunque a Bette le gustaban los caracteres duros, deseaba ser
ella la que llevara la voz cantante. Su nuevo amor podía ser un desconocido,
pero no era nadie que se dejara dominar. Desde el primer momento, sus peleas
fueron enormes. A ninguno de los amigos de Bette le caía bien e incluso ella
se cansó pronto de aquel joven rebelde, más de diez años menor que ella. Su
relación con Sherry fue, desde luego, un grave error.
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