Argumento: Janet Frobisher (Bette Davis), célebre autora de novelas de misterio, vive en una mansión solitaria en los páramos de Yorkshire y está enamorada de Larry (Anthony Steele), un joven ingeniero prometido con su secretaria (Barbara Murray). Tras convencerle de que debe casarse con ella y no con la secretaria, Janet es presa del pánico cuando su marido, que estaba en la cárcel desde hacía muchos años, se presenta en su casa y trata de hacerle chantaje. Temiendo que pueda ahuyentar a Larry, lo mata.

 Aquella misma noche, más tarde, George Bates (Gary Merrill), otro presidiario, se presenta en busca de su marido. Explica a Janet que ambos habían robado en un banco aquel mismo día y que la policía les busca. Incapaz de convencer a Bates de que no ha visto a su esposo, confiesa haberle matado después de que él la agrediera. Bates la ayuda a esconder el cadáver en un estanque cercano y, acto seguido, anuncia que se dispone a permanecer en la casa y hacerse pasar por su marido hasta que finalice la investigación.

Al día siguiente, Janet tiene que explicarle a Larry que su marido, que ha vivido durante muchos años en Malaya, ha regresado, y le presenta a Bates al doctor Henderson (Emlyn Williams), el veterinario que está tratando a Fury, su caballo. Con curiosidad por la súbita aparición del marido, cuya existencia ignoraba, el doctor Henderson interroga al ama de llaves de Janet (Edna Morris) pero se entera de muy pocas cosas.

Puesto que la presencia de Bates está obstaculizando su idilio con Larry, Janet planea matarle después de que él la ha enfurecido al matar a su caballo. Al enviarle al pueblo con un encargo inútil durante una tormenta, le dice que utilice su jeep, sabiendo que tiene los frenos en mal estado. Está segura de que se matará cuando el vehículo se estrelle al pie de una pendiente.

Bates escapa ileso del accidente y acusa a Janet de haber intentado matarle. Al día siguiente la policía empieza a dragar el lago en busca del jeep y Bates le dice a Janet que, sin la menor duda, descubrirán el cuerpo de su marido. Buscando con desesperación una manera de salir del apuro, Janet envenena a Bates y explica al doctor Henderson que era un impostor que asesinó a su esposo y la amenazó a ella. Cuando el doctor Henderson le dice que estaba al corriente de la impostura y había informado a la policía de que ella corría peligro, Janet se desmaya. Para intentar reanimarla, el doctor Henderson le da un poco del brandy envenenado que ella había utilizado para matar a Bates. Al recobrar el conocimiento descubre lo que ha ocurrido y, sabiendo que le quedan pocos segundos de vida, se ríe histéricamente.

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