Argumento: El gángster Dave de Duce (Glenn Ford), que tiene mucha suerte en su rivalidad con otros reyes del hampa, cree asegurada su integridad física siempre y cuando le compre, como presagio de buena suerte, una manzana cada día a Apple Annie (Bette Davis), una vagabunda empapada en ginebra que ha organizado a los mendigos de Broadway. Su guardaespaldas Joy Boy (Peter Falk) y su chófer Junior (Mickey Shaughnessy) consideran esta superstición como algo caprichoso, pero Queenie Martin (Hope Lange), su rubia y llamativa amiga, respeta sus creencias.

Mientras prepara una fusión de su empresa con un sindicato de Chicago, Dave descubre que Annie ha desaparecido. La encuentra borracha en Skid Row y se entera de que piensa en el suicidio porque es incapaz de hacer frente a una situación imposible. Su hija Louise (Ann-Margret), que ha vivido en un convento en España desde su infancia, regresa a Nueva York con su prometido (Peter Mann) y el padre de éste (Arthur O'Connell), un aristócrata español, para conocer a Annie, de la que Louise cree que es una dama de la alta sociedad. Impresionado por el coraje de Annie, que ha mantenido económicamente a su hija y ha conservado su ilusión a través del correo, Dave, en un momento de debilidad, tiene un gesto de magnanimidad para ayudarla. Alquila una suite en Park Avenue, contrata a una plantilla de sirvientes, induce a un político alcohólico, el juez Henry Blake (Thomas Mitchell), a hacerse pasar por el marido de Annie, y recluta a Queenie y una legión de expertos en belleza y moda para convertir a Annie en una gran señora. 

La farsa funciona y Louise, reunida con su madre, se asegura una espléndida dote por parte del aristócrata español. Annie, llena de alegría, se jacta de que está organizando una recepción en honor del aristócrata y de que invitará a la flor y nata de la sociedad para que le conozcan.

Dando largas al gángster de Chicago (Sheldon Leonard), que ansía cerrar la negociación para la fusión, Dave reúne a un grupo de rufianes que han de hacerse pasar por invitados importantes en la recepción de Annie. El plan se viene abajo y Annie se dispone a confesar la verdad, pero, gracias a un ardid, el gobernador (David Brian), el alcalde (Jerome Cowan), sus esposas y otros dignatarios se presentan en la celebración, anunciados por el autoritario y escéptico mayordomo (Edward Everett Horton).

La fiesta es un éxito y Louise regresa a España con su prometido, convencida de que su madre es la más grande de las grandes damas. David y Queenie, al haber podido ver más de cerca la respetabilidad, piensan en casarse y seguir el camino recto. Annie, dispuesta a volver a las calles, recibe una propuesta matrimonial del juez.

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