Argumento: Dan Bellows (Franchot Tone), arquitecto de barrios pobres, encuentra a Joyce Heath (Bette Davis), ex actriz de teatro e ídolo de su juventud, que anda tambaleándose por una calle de la peor zona de la ciudad y, preguntándose qué desgracia puede haberle sucedido, la sigue hasta un bar clandestino donde, al parecer, es muy conocida. La invita a tomar una copa y le menciona su admiración por sus interpretaciones teatrales. Ella le explica parte de su pasado, alegando, un tanto místicamente, ser víctima de la mala suerte y representar un peligro para quienes tengan una relación con ella. Confiesa estar sin un céntimo y sin un solo amigo.

 Dan la lleva a su casa de campo en Connecticut y la deja bajo el cuidado de su ama de llaves (Alison Skipworth), que desaprueba este gesto. Joyce se muestra muy beligerante y exige licores. Cuando Dan regresa, la encuentra borracha y, decepcionado, le sugiere que trate de recomponer su vida, destrozada en plena juventud.

Al advertir que Dan está enamorado de ella, Joyce acepta sus atenciones, aunque sabe que está prometido con Gail Armitage (Margaret Lindsay), una joven de la alta sociedad. él responde a sus insinuaciones y tanto se encapricha con la estrella caída que se dispone a patrocinar su retorno a la escena en una obra que ella misma ha elegido.

Ignorando que Joyce está casada con Gordon Heath (John Eldredge), Dan pide a su novia que le devuelva la libertad para que él pueda casarse con Joyce antes de estrenar la obra. Cuando se declara a ésta, ella le para los pies y le sugiere esperar hasta que esté estrenada la obra. Entretanto, se pone en contacto con Gordon y le pide que se divorcie de ella. 

Cuando Gordon rehúsa el divorcio, Joyce decide que su condición de "mujer peligrosa" obre por sí misma. Deliberadamente, estrella su coche contra un árbol, convencida de que Gordon encontrará la muerte en el accidente. Pero ella sale ilesa y Gordon también sobrevive, aunque queda inválido de por vida.

Cuando Dan se entera del accidente y de la existencia del marido de Joyce, sigue dispuesto a continuar adelante con la obra de teatro. Joyce, consciente de que muchas de sus desgracias han sido culpa suya, le sugiere que vuelva con Gail. La obra se estrena de nuevo y la aclaman como una gran actriz. Comprendiendo que también ella debe hacer sacrificios y compensar a las personas a las que ha hecho daño, Joyce va al hospital a ver a Gordon, con la esperanza de que él la perdone y le dé una oportunidad para intentar salvar su matrimonio.

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