Argumento:
Después de leer en un artículo del periódico que su
hermanastra Arlene (Bette Davis) es cliente regular de un local nocturno de los
bajos fondos, Val Bradford debe defender la reputación de Arlene. Tras explicar
a Tony Stirling (Donald Woods), el reportero responsable del artículo, que
Arlene es tan sólo una jovencita irreflexiva incapaz de comprender el daño que
su frívola conducta causa a la reputación de la familia, Tony acompaña a Val
al club de Jake Bello (Irving Pichel), donde encuentran a Arlene en compañía
de turbios personajes.
Preocupado
por las escapadas de su hijastra e inclinado a creer, que es culpable de algo
más que la mera búsqueda de emociones, Everett Bradford (Arthur Byron) tiene
la sospecha de que es también responsable de influir en su prometido, Spencer
Carleton (Lyle Talbot), y poner en peligro su carrera al inducirle a vender
valores robados a través de la empresa de corretajes de Bradford. Carleton,
incapaz de negarle nada a Arlene, ruega a ésta que rompa su asociación con
Bello y su pandilla, puesto que se ve expuesto a la denuncia y la deshonra. Para
apaciguarle, Arlene le promete reformarse.
Segura
de que Bello no le permitirá abandonar el negocio, Arlene entrega a Val un
sobre lacrado que contiene valores robados y pruebas incriminatorias que pueden
desenmascarar a Bello y a la mente criminal que hay detrás de él, y le da
instrucciones para que lo entregue a la policía si le ocurre algo. Después
explica a Bello lo que ha hecho.
Bello,
considerándola un peligro, ordena a sus sicarios que la maten, recuperen los
valores robados y oculten su cuerpo en el asiento trasero del coche de Val.
Preocupado
al ver que Arlene no vuelve, Val pide a Tony Stirling y a su compañero Izzasy
Wright (Hugh Herbert) que la ayuden a buscar a la joven desaparecida. Sus
investigaciones les permiten descubrir que Spencer Carleton ha sido asesinado.
Los secuaces de Bello persiguen al trío, secuestran a Val y la llevan a un
escondrijo en la zona portuaria.
La
banda pide a Everett Bradford que entregue las pruebas incriminatorias a cambio
de la vida de Val, pero Tony tiende una trampa y consigue que el hombre que lo
dirige todo, engañado, conduzca a la policía hasta el escondrijo. Después de
un tiroteo, detienen a los miembros de la banda y rescatan a Val. Un empleado de
la empresa de Bradford, hasta entonces libre de toda sospecha, resulta ser el
jefe de la banda criminal.