Argumento: Con gran pesar por su parte, Linda Gilman (Bette Davis), directora de una elegante revista femenina, se entera por su editor, Carleton Towne (Jerome Cowan), que Carey Jackson (Robert Montgomery), un inquieto corresponsal de guerra que en otro tiempo quiso casarse con ella, ha sido contratado como ayudante suyo. Con la certeza de que las ideas antifeministas de Carey le harán renunciar a su nuevo empleo, Linda le asigna un trabajo que, con toda seguridad, le desagradará: acompañarla a ella y a su equipo a casa de los Brinker, en Indiana, donde pretende realizar un reportaje para el número de junio sobre una boda en una familia típica de clase media.

Ocultando su disgusto, Carey asume una actitud despreocupada y hace cáusticos comentarios sobre los esfuerzos que Linda y sus dos ayudantes (Fay Bainter y Mary Wickes) efectúan para remodelar a los Brinker, su hogar y el paisaje invernal, y obtener una imagen tradicional para un artículo en  una revista de lujo. La madre de la novia (Marjorie Bennett) cae en manos de la peluquera y de la modista, y queda convertida en gran cuisinière y en una criatura chic a la que apenas reconocen sus familiares. Remodelan la casa y ésta, de monstruosidad de la época McKinley, pasa a convertirse en templo contemporáneo de la confusión.

Cuando se entera de que la hija adolescente de los Brinker, Boo (Betty Lynn), está enamorada del novio (Raymond Roe) y de que Jeanne (Barbara Bates), la novia, ama en realidad al hermano de su prometida (Ray Montgomery), Carey intenta resolver estos malentendidos. Anima a Jeanne para que se fugue con el muchacho que ama y a Boo para que acose al joven que quiere, pero sus esfuerzos dan como resultado que Linda le despide cuando descubre que se ha quedado sin artículo. Sin embargo, después de que se ha marchado, Linda comprende que él tenía razón al hacer lo que hizo y que lo ocurrido en el hogar de los Brinker es, en realidad una historia de más interés humano que todo lo que ella trataba de urdir.

Al regresar a Nueva York con el reportaje, ya preparado, Linda encuentra a Carey, que se dispone a marchar a otra misión en ultramar. Todavía enamorada de él y sabiendo que no se casará con ella mientras sea una profesional en activo, presenta su dimisión y le dice a Carey que está dispuesta a marcharse con él y a ser una esposa modélica. Él se muestra incrédulo hasta que Linda coge sus maletas y le asegura que tiene la intención de seguirle, como una obediente esposa india, allí donde vaya.

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